
Extraños sucesos comenzaron a ocurrir en la ciudad, y cuando el fotógrafo apareció pocos días después decapitado en el fondo del río Neva, Bulgakov, horrorizado, supo que se trataba de Azazel, lugarteniente del Maligno, que estaba preparando la llegada de Su Señor!
No me extraña que el señor Bukgakov sufriera un gran desazón ante tan inquietante rostro.
ResponderEliminar¡Y esos ojos! Esta claro que la raza eslava es otra cosa...No hay más que leer a Dostoiesvki para darse cuenta.
Genial dibujante y no menos genial guionista, Mister Miau!
Sí, realmente impresiona ese sobrecogedor rostro de Azazel. En estos momentos, tras su contemplación, siento un deseo irrefrenable de respetar toda norma establecida.
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